sábado, 21 de abril de 2012

Te amo porque "Me Amo"




Hoy he tenido, con una de mis hermanas, una de esas conversaciones que solemos mantener, muy habitualmente, sobre nuestro mundo interior. En esta ocasión, hemos disertado acerca de la manera en que amamos a los demás.




 
A veces vivimos el amor vibrando en el "te amo porque me amas". Caemos en la trampa de echar el lazo al ser amado, utilizando su dolor, sus crisis, su miedo y sus inseguridades, para generar la necesidad del otro en nosotros, con el ánimo de amar y, así, sentirnos amados. Nos autoinvestimos salvadores del otro. Asumimos, con cierta ingenuidad y descaro, el papel de redentores, creyéndonos ser el imprescindible y único apoyo de quien nos ama. Y, bajo esta premisa, ¿qué amor se sustenta y mantiene en el tiempo? Una vez superados los momentos amargos y recuperado el equilibrio, nuestra luz deja de brillar. Si no hay dolor que sanar, ¿qué sentido tengo yo en ti? Si no hay heridas que curar, ¿qué sentido tengo yo en ti? Si no te puedo salvar, ¿qué sentido tengo yo en ti?  Si ya no me necesitas, no me amas. Y, si no me amas así, no te amo, porque "te amo porque me amas".

Cuando vivimos el amor latiendo en el "te amo porque me amo", llegamos hasta el ser amado desde la vitalidad, la alegría, la sonrisa, el entusiasmo, la confianza y la generosidad. Y recibimos vitalidad, alegría, sonrisas, entusiasmo, confianza y generosidad. Nuestros encuentros no son críticos, sino crísticos. Hay presencia, ternura, comprensión, identidad, individualidad, respeto, consciencia y AMOR en mayúsculas. Te amo porque me amo y, porque yo me amo, te amo como me amo a mí mism@, con excelencia.

Yo, "te amo porque me amo". Un abrazo.
Irene Montero González.

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