domingo, 27 de marzo de 2011

Pasa y entra en Alivia3




"Pasa" de Pedro Guerra


Aquí hace menos frío

que en la calle,

hay leña para un fuego,

no mucha, pero bueno,

un poco de calor

no viene mal.


Aquí hay una canción

que nos descansa,

un hueco para el alma,

sentirse como en casa,

un alto en el camino

nada más.


Pasa, entra

y siente que hay quien duda como

y no se descubre nada, nada de las cosas

que ha escuchado y desespera.

Pasa, entra

y siente que hay quien duda como tú

pero se abraza a lo que tiene

y se levanta con la fuerza que le queda.

Pasa, entra

y siente que hay quien duda como tú

pero no tiene más canción

que la que sabe y la cantó

y si no la sabe

tararea.


Aquí hace menos frío

que en la calle,

los labios para un beso,

oídos para un sueño,

la brisa que precisa

tu dolor.


Pasa, entra

y siente que hay quien duda como tú

y no se descrube nada, nada de las cosas

que ha escuchado y desespera.

Pasa, entra

y siente que hay quien duda como tú

pero se abraza a lo que tiene

y se levanta con la fuerza que le queda.

Pasa, entra

y siente que hay quien duda como tú

pero no tiene más canción

que la que sabe y la cantó

y si no la sabe

tararea.

Pasa, entra

no importa lo que fue porque será

lo que será y alguna forma encontrarás

para pasar por esa puerta.

Pasa, entra

después de algún traspiés algún color

dibujará lo que hace falta

para estar de nuevo en pié

y no perder fuerza.

Pasa, entra

y siente que hay quien duda como tú

pero no tiene más canción

que la que sabe y la cantó

y si no la sabe

tararea.



Hace unos días, mi hermana Mari volvía a traerme al corazón las canciones de Pedro Guerra. Y, es que, él fue una de mis fuentes de inspiración en la gestación de Alivia3. Y más concretamente su canción "Pasa", cuya alma pasaría a ser "el alma de Alivia3".

Por eso, hoy quiero compartirla con todos los que han formado, forman y formarán parte de Alivia3:

Aquí hace menos frío que en la calle, hay leña para un fuego, un hueco para el alma, sentirse como en casa, un alto en el camino, los labios para un beso, oídos para un sueño,...

Pasa y entra en Alivia3.


Un abrazo,

Irene Montero González.

PD. Dedicado a mis tres soles: Marta, Mari y Bea.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Vivir sin miedo = Ser Feliz


La mayor parte de los males que le sucede al hombre -los más importantes por lo menos- le suceden por miedo. El corazón humano está lleno de angustias y pavores. Si alguien que no sabe nadar se cae al agua, se asusta y se debate y se contrae y, en consecuencia, se hunde; se desespera por mantenerse a flote y, en consecuencia, se ahoga. Si perdiera el miedo, su cuerpo por sí sólo ascendería hasta la superficie. El miedo es un lastre que nos aterra (en su doble sentido), que nos empequeñece y nos devora. ...

... Así es en general el hombre. Tiene miedo a perderse; tiene miedo a perder. Y apenas en su vida hace otra cosa. Pierde el dulce y blando almohadón de su infancia; pierde o no alcanza el ideal de su juventud; pierde los amigos más íntimos y los más tiernos amores que lo acompañaron; pierde las facultades por las que fue querido y admirado, y va así, paso a paso, hacia la muerte, donde él mismo se pierde. Y llega ella sin haber vivido de puro miedo. La vida fue para él algo que acaecía mientras estuvo distraído evitando un daño o una catástrofe. De ahí que sólo hagan en realidad el bien los que, además de las otras cosas, perdieron el miedo a la muerte, que es lo mismo que decir los que perdieron el miedo a la vida. Hay hombres que hacen tanto esfuerzo por alejar la muerte y olvidarla que descuidan el principal precepto: el de estar vivos. Y en lugar de sazonar la vida con el aprendizaje y la alegría, la amargan con quejas y quebrantos, convocando a la tristeza a anidar, como una cigüeña negra sobre su tejado.

... Para perder el miedo no es necesario cambiar el mundo, sino cambiar nuestro propio corazón; ensancharlo y escucharlo después. Nunca es imprescindible cambiar aquello que se ve y se teme, sino la forma en que se ve. La derrota y el fracaso forman parte esencial de nuestra vida. Si no aprendemos a verlos con perspectiva desde lo alto, nos amedrentarán, porque estaremos debatiéndonos entre ellos como el que no sabía nadar y cayó al agua.

... Nadie conseguirá ser feliz si está atribulado por el miedo. Para serlo es necesario ser valiente, liberarse de las inseguridades, de preocupación y de tensiones... El que añora aquello de que carece en lugar de afirmarse en lo logrado por modesto que sea, no es feliz. El que cree que sólo lo será mudando su situación o a quienes lo rodean, no lo llegará a ser, porque busca fuera lo que se encuentra dentro de él. El que juzga que cuando se realicen todos sus deseos será feliz, yerra: el temor a que no se realicen lo mantiene frustrado y encogido. ¿Cómo va a ser dichoso el acobardado por la amenaza de perder el objeto de su ansiedad, o de no conseguirlo, o de que se interponga otro, u otro se lo arrebate? Miedos, miedos, miedos. Para acercarse a la felicidad es imprescindible romper las ataduras del miedo, al contrario de lo que normalmente hacemos: creer que la felicidad consiste en aferrarnos a ellas. La atadura de impresionar en favor nuestro a los demás; la atadura de ganar dinero; la atadura de mantener el estatus; la del éxito en el trabajo y en el mundo ... Y mientras nos preocupamos de que no se nos escapen nuestras ataduras, se nos escapa la vida: lo único que realmente tenemos.

"El Miedo" de Antonio Gala. (Revista El País, agosto de 1995).


¿Se puede añadir algo más a este magnífico escrito? Yo creo que no. Bueno, ... tal vez, "Amén".
En cuánto leí este artículo de Antonio Gala, lo recorté de la revista y lo tengo guardado como un tesoro especial. Porque, siempre que las dudas me atormentan, que los miedos y la ansiedad se apoderan de mi mente, vuelvo a leer estas palabras. Y, como un faro para el navegante, mi alma recupera el rumbo.

Un abrazo,
Irene Montero González.