jueves, 7 de octubre de 2010

"Soy Persona Humana"



Cada día que pasa soy más consciente del tremendo daño que a las personas nos hace el pretender ser perfectos.

Muchos de nosotros hemos sido educados y criados bajo la exigencia de la perfección: no hay que mostrar debilidad; es imprescindible aparentar fortaleza si quieres que te respeten; los sentimientos, mejor te los guardas; si cometes errores, que nadie se entere; para tener éxito tienes que ser un/a empresario/a agresivo/a; un buen terapeuta no se debe implicar emocionalmente con su paciente; y así podría seguir escribiendo páginas y páginas de despropósitos para nuestra alma. ¡Qué estrés! ¿Verdad?.

A mí me educaron en el convencimiento de que la debilidad me apartaría de los demás y que la perfección me colmaría de gloria. ¡Paparruchadas!. A mí, personalmente, pretender ser perfecta no me ha beneficiado. Al contrario, esta imposición me ha dado muchos disgustos, me ha encerrado en mí misma y me ha quitado libertad de acción y pensamiento.

Pues yo ya no quiero seguir actuando ni sintiendo bajo esta premisa. He decidido "liberarme de esta faja imaginaria" que me tenía aprisionada y no me dejaba respirar. Uff!, qué bien se está ahora, con las carnes flojas.

Es tan difícil mantener el tipo siempre para no apartarnos de la perfección, que la vida se convierte en una pesadilla. Es tanta la energía que gastamos en no mostrarnos tal y como somos que, al final del día, terminamos exhaustos.

Yo prefiero manifestar mis debilidades. No soy perfecta: tengo defectos; mal carácter en algunas ocasiones; mi abanico de emociones y sentimientos está compuesto de amor, ternura, amabilidad, comprensión, rabia, tolerancia, odio, avaricia, incomprensión, miedo, ...; cometo errores; cambio de opinión; en mis talleres muestro mis miserias internas a los demás; me implico emocionalmente con mis clientes/pacientes. Con todo ello y, por todo ello, cada día me quiero más.

Tal vez se podría pensar que hago apología del error o que, para no madurar ni afrontar mis faltas, me justifico diciendo que no soy perfecta. Pero, nada más lejos de la realidad. El hecho de admitir y emitir mi debilidad, me hace ser más fuerte, consciente y consecuente con mi crecimiento interior. Me permite manejarme emocionalmente mejor, ya que dejo de pelear constantemente conmigo por no cumplir las espectativas y enfoco toda mi energía en entenderme, amarme, valorarme, animarme y reconstruirme. Me acerca mucho más a los demás, puesto que mi perspectiva empática se amplía.

No nos han enseñado a aceptar el malestar. En cuánto percibimos una cierta desarmonía interna, corremos como locos para que se vaya de nuestro lado. Manejamos mal las frustraciones, los imprevistos, los cambios. Si hemos estado depresivos en el pasado, al mínimo indicio de desasosiego ya pensamos en lo peor: otra vez voy a caer. Y no nos damos cuenta de que somos seres duales, con luces y sombras. Que la alegría existe en nosotros, pero que también la tristeza tiene su espacio y que mientras insistamos en pretender anularla, ella no se irá de nuestro lado. En cuánto dejemos de darle poder, perderá toda su fuerza.

Por eso me gusta decir que "soy una persona humana", un término semánticamente poco correcto: soy una mujer imperfecta, con mis virtudes y defectos, que en cada instante trato de hacer las cosas de la mejor manera posible, con las herramientas emocionales de las que dispongo en el momento y poniendo todo mi empeño en mejorar día a día. Sólo eso.

Soy persona humana y quitarme el pesado lastre de la perfección me ha hecho caminar por la vida mucho más ligera y feliz.

Un abrazo,
Irene Montero González.

lunes, 20 de septiembre de 2010

"Poner las cosas en perspectiva"

Lo que nos sucede en la vida está ligado de forma inevitable a cómo lo contemplamos. Un mismo hecho, como la pérdida de un empleo, puede ser visto como una desgracia de la que sólo cabe lamentarse o como una puerta abierta para intentar algo nuevo que de otro modo nunca habríamos realizado. Tal como decía Shakespeare: “Así es si así os parece.”

La perspectiva no sólo varía de una persona a otra, sino que también cambia con el tiempo para un mismo sujeto; incluso en un periodo muy corto. Lo que hoy vemos como un escollo insalvable, mañana puede amanecer sembrado de soluciones. Lo que en este momento percibimos como una afrenta sin perdón, de aquí un rato nos puede parecer disculpable e, incluso, cómico.

Puesto que el mundo tiene la amplitud de nuestra mirada, las personas rígidas están destinadas a sufrir lo indecible, ya que muy rara vez su estrecha visión de las cosas coincidirá con la de quienes se encuentren por el camino. En cambio, las que son capaces de adoptar múltiples perspectivas gozan de una visión de 360 grados que les permite encajar en todas partes y tomar siempre la decisión más adecuada. De hecho, la ventaja del ser humano, a diferencia de la inmensa mayoría de especies, es que no tiene una única manera de ver y hacer las cosas. Todo es una cuestión de perspectiva.
"Poner las cosas en perspectiva". Francesc Miralles.

domingo, 12 de septiembre de 2010

"La Chispa de la Vida"


La vida no siempre me es fácil vivirla. No siempre cuento con la alegría, el estusiasmo, la fuerza o las ganas de avanzar.
Por ello, yo me he inventado una serie de "consignas mágicas" para automotivarme. Para que este camino vital me resulte más inspirador. Yo los llamo mis "Momentos Chispa de la Vida":

Si escucho el canto de un pájaro, mi consigna es: "Sigue adelante, Irene. Lo estás haciendo bien. Confía en el proceso de tu vida porque el Universo te está protegiendo y enviando toda su abundancia. Confía en tí".

Cuando la luna está llena, pero en esas noches apacibles que parece como "un inmenso plafón" en medio del cielo, cuando la miro, mi consigna es: "Mi alma se aproxima a las personas que quiero y con dulzura les regalo una sonrisa".

Si una mariposa revolotea jugando a mi alrededor, mi consigna es: "El centro de tu laberinto está cada vez más cerca de tí, Irene". (El centro del laberinto de la felicidad que Àlex Rovira y Francesc Miralles nos han obsequiado).

Y, cuándo escucho, desde mi casa, al músico que toca en una de las cafeterías de la Plaza de España, mi consigna es: "Esta música es para tí, Irene. Que mis acordes inunden tu interior y que tu alma baile de alegría. Siente la dulzura de la música, la fluidez de sus notas y déjate llevar".

A mí ésto me funciona. Me motiva, me hace sonreir, me despierta, me conforta y, a veces, me sana el dolor.

Te animo a que pruebes, a que diseñes tus propios Momentos Chispa de la Vida. ¿Qué tienes que perder?.

Un abrazo,
Irene Montero González

domingo, 29 de agosto de 2010

"La Importancia de la Paciencia"


Un hombre estaba encarcelado de por vida en lo alto de una torre. Como no aceptaba esta separación, su mujer tomó la decisión de ayudarle a escapar. Cogió un escarabajo y tras haber atado con delicadeza un hilo de seda extremadamente delgado al insecto, untó sus antenas con un agota de miel. Lo depositó al pie de la torre, con las antenas dirigidas hacia lo alto. El insecto, en su afán de alcanzar la miel, trepó tanto que llegó a la ventana del prisionero. Éste, tras haber dejado libre al escarabajo, tiró el hilo de seda. En su extremo había atado otro hilo algo más grueso. Seguía a este un hilo bramante, tras él una cuerdecilla y finalmente a la cuerdecilla una sólida cuerda que el hombre fijó en el interior de su celda y utilizó para descender de la torre y huir con su mujer.
Alejandro Jodorowsky
Cuántas veces nos desesperamos porque las cosas no suceden a la velocidad que deseamos. Ponemos el grito en el cielo porque no vemos ningún progreso aparente y nos enfadamos con la vida porque se "retrasa". Y, cuántas veces hemos escuchado decir, sobre todo a nuestros mayores, que "las cosas tienen su tiempo", "sucederá cuando tenga que suceder, ni antes ni después". Pero, aún así, insistimo en ser impacientes, en añadir a la ecuación de nuestra existencia, la variable aceleración.
¡Paciencia es lo que necesito!, gritamos cuándo estamos desesperados/as y desalentados/as. Y realmente lo que nos hace falta no es paciencia sino confianza: fe, seguridad, tranquilidad y esperanza en el proceso de la vida, en nuestras posibilidades y en los demás.La confianza desvanece los temores, empequeñece los miedos y desdibuja las angustias. La confianza nos aporta empuje, ánimo, determinación y paciencia.
Un abrazo,
Irene Montero González.

miércoles, 4 de agosto de 2010

"Construir o plantar, esa es la cuestión"

Cada persona, en su existencia,
puede tener dos actitudes:
construir o plantar.
Los constructores pueden demorar años en sus
tareas, pero un día terminan aquello que estaban
haciendo. Entonces se paran, y quedan limitados por
sus propias paredes. La vida pierde el sentido cuando
la construcción acaba.
Pero existen los que plantan. Éstos a veces sufren
con las tempestades, las estaciones, y raramente
descansan. Pero, al contrario que un edificio,
el jardín jamás para de crecer. Y, al mismo tiempo que
exige la atención del jardinero, también permite que,
para él, la vida sea una gran aventura.
"Brida". Paulo Coelho


Plantemos en nuestra vida las semillas de todo aquello que queremos que florezca. Quitemos las malas hierbas emocionales que nos impiden seguir creciendo y reguemos nuestro edén interior con agua de amor y ternura.

Un abrazo.

Irene Montero González.

martes, 3 de agosto de 2010

"Mi Buena Crisis"



Esta fue mi última campaña oceanográfica, acontecida en el verano austral de 1996. Al final de ese mismo año, yo me encontraba sumida en una profunda depresión. Todo mi mundo, todo mi universo cercano se desintegraba. Estaba a punto de terminar de escribir mi tesis doctoral, algo por lo que me había estado preparando desde que finalicé mi carrera, en 1991 y, sin embargo, yo no podía. No tenía fuerzas. No podía ni escribir, ni centrarme, ni siquiera pensar. Pero aún así, mi tesón y mi “buena educación de cumplidora”, me hacía intentarlo una y otra vez, por encima de mi estado emocional. Y siempre surgía un imprevisto que retrasaba la tarea o simplemente, mi ordenador decidía estropearse en el mejor momento (Esto no me sucedió una sola vez; esto me pasó en varias ocasiones. "El Universo enviándome señales y yo sorda como una tapia").

Así pues, un buen día, tras muchas horas de terapia envueltas en lágrimas, desasosiego, depresión y tristezas, decidí pararme y pensar: ¿qué quieres en tu vida, Irene? Y mi respuesta no fue ni la tesis, ni las investigaciones, ni las publicaciones en revistas científicas, ni nada que se le pareciera a aquello en lo que hasta hacía unos años atrás me había consagrado en cuerpo y alma a cultivar. Esta vez quería y deseaba dedicarme a mí. Mi alma estaba rota en mil pedazos y precisaba de tiempo, paciencia, constancia, esfuerzo y mucho, mucho amor, para reconstruirme. Y lo hice: me reinventé. Aquello que había comenzado siendo una tarea necesaria para mi propia superación personal, que me llevó años de esfuerzo y trabajo interior, cambió por completo mi mirada, mi perspectiva de la vida. Tomé entonces la decisión de dedicar mi vida a aliviar el dolor de otras personas que como yo, también han sufrido y siguen sufriendo. Me formé como quiromasajista, monitora de relajación y desarrollo personal, como emprendedora y así nació Alivia3 Centro de Salud Integral S.L. (con el apoyo inestimable de mis hermanas).
Y aquí estoy. Amo mi trabajo y todos los días doy gracias al Cielo, al Universo o a Dios -llámalo como tu quieras-, por todo lo que he vivido y vivo –lo bueno y lo menos bueno- y, sobre todo, por aquella “buena crisis” que me llevó a estar hoy aquí.

Un abrazo.
Irene Montero González.

A ti, Crisis, por todo lo que das.
Por todo lo que eres.
Por la transformación que brindas:
Una Revolución y una Evolución,
en el Amor y en la Consciencia.
Por la Oportunidad que siempre ofreces.
Por la Belleza y la Vida que nacen de ti.
Por todo, Gracias.
A todo, Sí.
“La Buena Crisis”. Álex Rovira